sábado, 30 de junio de 2012

¿Dónde te has metido?


El reloj marcaba las siete, el goteo del grifo acompasaba el fluir de sus pensamientos y un débil rayo del sol comenzaba a entrar por las rendijas de su persiana. La noche fue larga, apenas había conseguido adormecerse mientras disfrutaba de algunos capítulos de su libro favorito, pero ni aun con esas logró evadirse de la cruda realidad que le esperaba al comenzar un nuevo día, seguramente igual que el de ayer. En el vaso de su mesilla ya solo quedaban los posos de lo único que le había acompañado durante su intensa travesía por aquel vacio interior que acarreaba desde hacía un par de meses. Lo había abandonado sin dar explicación, la inspiración se había evaporado y no sabía ni cómo ni por qué. Las hojas en blanco formaban un perfecto puzle sobre la mesa, esa en la que tantas horas había pasado. Sin embargo ni las manías, ni las costumbres hacían que regresara. Ya había probado todo tipo de rituales e invocaciones y ahora ya sólo se amarraba a una copa con hielos que emanaba un exquisito aroma a ron cubano.
Se incorporó en la cama y se dispuso a comenzar otra odisea frente al papel en blanco, el frío del suelo le hizo entrar en contacto con la realidad de un nublado día de verano y se dirigió a la cocina a la espera de que un café bien cargado despertara todos sus sentidos. En un halo de silencio el teléfono empezó a sonar, no aguardaba ninguna llamada y la presión se cernía sobre su cabeza mientras la cafetera daba el aviso de que el café ya estaba listo. Las noticias llegaron en mal momento.

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