Al doblar la esquina un escalofrío me recorrió el cuerpo. mi cabeza me decía que hoy por fin le iba a ver. sentada en un peldaño de su escalera me quede mirando su puerta, esperando oir como sus llaves tornaban para abrir la cerradura. recuerdo como esa misma tarde mi amigo me repetía una y otra vez que me alejara de él y yo aunque asentía con la acabeza y las palabras que salían de mi boca le daban la razón, en mi corazón solo había rabia y dolor y en mis ojos se podía adivinar el odio, el rencor.
tenía ansias de venganza, pero nadie parecía estar conmigo, o quizá nadie debería estar a mi lado. este paso lo he de dar sola. si ha tenido valor para hacerlo tendra valor para escucharme, reconocerlo no lo hará pero por lo menos la otra se enterará de toda la verdad. estos son mis pensamientos, los que he meditado durante este tiempo...¿podría el muy cabrón haber hecho las cosas de peor manera? si la hubiere, más me hubiese jodido. el egoísmo prima en su instinto de supervivencia, no quiere hacer daño ahora que la ha cagado ni quiere que los demás sufran por sus errores, pero que bonito es decirlo, y yo ¿donde quedo? si pretende irse de rositas está muy equivocado, el daño ya me lo ha hecho y el ha de recibir su castigo.
