sábado, 14 de agosto de 2010

Días de veranao, días de playa

La enorme esfera dorada pintada en una hermosa y despejada bóveda celeste, calentaba con más fuerza que nunca, era uno de los días más calurosos del verano. El roce de la ardiente arena en la planta de los pies se asemejaba a la sensación de los más valientes que se atrevían a cruzar las cenizas en la noche de San Juan. El sonido de las olas al chocar contra las rocas encarnaban cada una de mis malas experiencias y el aroma del mar me provocaba una agradable sensación de plenitud y libertad. Dicen que la música amansa a las betias, para mi la playa era esa droga que me tranquiliza y me dejaba pensar con claridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario